Natalia Oreiro, la voz de Greenpeace en “Animales en peligro”: una actriz que transformó su arte en conciencia
Natalia Oreiro asume un rol inédito como narradora ambiental en Animales en peligro, una producción de Greenpeace, Cimarrón y Flow que combina ciencia, emoción y educación ecológica.
En la nueva serie de Greenpeace disponible en Flow, Natalia Oreiro asume un rol inédito: narrar la búsqueda de seis especies latinoamericanas al borde de la extinción. Detrás del guion, una artista que convierte su trayectoria en mensaje ambiental.
El tránsito de actriz a narradora ambiental
A los 48 años, Natalia Oreiro redefine su vínculo con la pantalla. En “Animales en peligro”, producida por Cimarrón junto a Greenpeace, abandona el protagonismo visual para adoptar un rol más profundo: ser la voz que guía. La actriz uruguaya, conocida por su carrera internacional en televisión y cine, asume ahora una narración reflexiva que conecta emoción con conocimiento. Flow estrenó la serie el 6 de noviembre, presentando a una Oreiro distinta, más cercana al activismo que al espectáculo.

Una alianza con Greenpeace de larga data
El compromiso de Oreiro con Greenpeace no es circunstancial. Desde hace años acompaña campañas vinculadas con la defensa del ambiente y la lucha contra el cambio climático. En “Animales en peligro”, su voz es también un manifiesto: traduce la urgencia científica al lenguaje cotidiano. Greenpeace la convocó no solo por su popularidad sino por su coherencia. La actriz comparte el enfoque de la organización: independencia política, acción no violenta y comunicación transparente.

La voz como herramienta narrativa
La serie no busca heroicidad, sino cercanía. Oreiro, desde el fuera de campo, interpreta los silencios de la selva, el viento del Pacífico y la soledad de las montañas andinas. Su narración acompaña a tres jóvenes —Celeste Giardinelli, Roberttson y Sara Samaniego— que recorren Argentina, Chile y Colombia en busca de seis especies en riesgo: el aguará guazú, el chungungo, el pingüino de penacho amarillo, el oso andino, el yaguareté y el huemul. Greenpeace utiliza esta estructura narrativa para acercar al público a la ciencia desde la emoción, evitando el tono fatalista.
Un relato que despierta empatía regional
En cada episodio, Oreiro enlaza el dato con la emoción: los cambios de las corrientes que afectan al pingüino, las huellas del oso andino entre el páramo colombiano o la noche de Corrientes donde aparece un aguará guazú desorientado. Su narración no describe, traduce. Greenpeace sostiene que la empatía es una forma de conocimiento: solo se protege aquello que se ama, y solo se ama lo que se comprende.

Natalia Oreiro, un nuevo tipo de liderazgo cultural
Su rol en la serie la posiciona como un modelo de liderazgo cultural. Ya no solo como actriz, sino como comunicadora ambiental. Oreiro convierte su popularidad en plataforma educativa y multiplica el alcance de Greenpeace entre audiencias que no consumen contenidos científicos. En tiempos donde la atención es fragmentaria, su presencia unifica. Flow y Cimarrón comprendieron que la emoción es la puerta más eficaz para acceder a la conciencia ambiental.

Entre la fama y el compromiso
La serie no busca convertirla en activista profesional, sino mostrar la coherencia entre arte y acción. En “Animales en peligro”, Oreiro logra un equilibrio poco común: no abandona su identidad artística, pero la redirige hacia una causa colectiva. Su narración es sutil, nunca egocéntrica. Greenpeace la integró al proyecto como símbolo de comunicación responsable: una figura pública que usa su voz para amplificar las de otros.
El resultado: una narradora que inspira acción
El éxito de “Animales en peligro” no radica solo en su valor documental, sino en la transformación de su narradora. Natalia Oreiro ya no representa personajes: representa ideas. Greenpeace, Cimarrón y Flow lograron con ella una pieza audiovisual donde el talento artístico y la conciencia ambiental se funden. En su tono se percibe algo más que lectura: la convicción de que contar bien una historia puede cambiar comportamientos.

Conclusión
Desde las selvas del Chaco hasta la costa del Pacífico, la voz de Oreiro articula una verdad regional: la biodiversidad se agota y el tiempo de actuar es ahora. “Animales en peligro” la consolida como figura que trasciende la industria para asumir una función educativa. En un continente atravesado por crisis ambientales, Natalia Oreiro se convierte en una de las portavoces más coherentes del mensaje de Greenpeace: proteger el planeta no es una tendencia, es una forma de cultura.